¿Artrosis u osteoporosis?
Esta es una pregunta recurrente en consulta, junto con otras como: ¿La osteoporosis duele?, ¿es lo mismo artrosis que artritis?…
La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones (que produce su desgaste). Por ende, no es correcto hablar de artrosis degenerativa, pues caemos en una redundancia, ya que no hay artrosis sin degeneración.
Otro error habitual es confundir la artrosis con la artritis. En la segunda se trata de un proceso inflamatorio y no degenerativo. El error puede venir de la terminología inglesa en la que el término osteoartritis se traduce como artrosis al español.
En España, Según el estudio EPISER 2016 de la Sociedad Española de Reumatología, la prevalencia global de artrosis en la población de 40 años se sitúa en el 29,35%.
De todas las localizaciones estudiadas, la artrosis de la columna lumbar es la más predominante. Afecta a personas con una edad media de 64 años. La artrosis de columna (cervical o lumbar) es más frecuente en mujeres, aumenta con la edad y con el sobrepeso/obesidad (sobre todo a nivel lumbar).
Hay dos fenotipos (personas con rasgo o característica) en la artrosis de columna:
1) Personas con artrosis de columna no exclusiva (que también presentan artrosis en otras localizaciones): más frecuente en mujeres y en personas con menor nivel educativo (lo que se pone en relación con trabajos de grandes esfuerzos físicos)
2) Personas con artrosis de columna exclusiva (solo presentaron artrosis en columna): más frecuente en personas con obesidad.
La artrosis es una enfermedad degenerativa que lesiona el cartílago articular. Las articulaciones son los componentes del esqueleto que nos permiten el movimiento y están formadas por la unión de dos huesos a través de la cápsula articular. En el interior de las mismas existe, generalmente, un fluido llamado líquido sinovial que es producido por la membrana sinovial (envuelta). Los extremos óseos que se unen para formar la articulación están recubiertos por el cartílago articular. Cuando este cartílago se lesiona, se produce dolor, rigidez e incapacidad funcional.
Normalmente la artrosis se localiza en la columna cervical y lumbar, hombro, cadera, rodilla, dedos de las manos y la articulación del dedo gordo del pie. Produce un dolor de tipo mecánico (es decir, se desencadena con los movimientos y mejora con el reposo).
No es hereditaria, pero sí tiene un componente genético que, junto con otros factores, puede hacer que aparezca con más facilidad en los sujetos que tienen una historia familiar.
Factores de riesgo como la obesidad, la falta de ejercicio físico o las alteraciones en la postura influyen en el desarrollo de la enfermedad y modificarlos está al alcance del propio paciente.
El diagnóstico de la artrosis se realiza teniendo en cuenta los síntomas del paciente, la exploración física y pruebas complementarias como radiografías simples. En general, no es necesaria la realización de otras pruebas de imagen como TAC o resonancia magnética, salvo que existan complicaciones asociadas o evolución inesperada.
En la actualidad no existe una cura para la artrosis, pero existen tratamientos que consiguen aliviar el dolor, retrasar la evolución de la enfermedad y mejorar la calidad de vida. Incluye:
1. Medidas físicas: evitar la obesidad, aplicar calor local, utilización de férulas, bastón o plantillas (para descargar la articulación, protegerla y/o dejarla en reposo).
2. Realizar ejercicio físico aeróbico regular: ayuda al control de la enfermedad, a prevenir la atrofia muscular y a controlar el peso.
3. Tratamiento farmacológico:
a. Analgésicos y antiinflamatorios de acción rápida y derivados opioides.
b. Fármacos de acción lenta, también llamados SYSADOA (“Symptomatic Slow Action Drugs for Osteoarthritis”). Además de controlar el dolor, ayudan a preservar el cartílago y frenar la evolución de la enfermedad. Los fármacos incluidos en este grupo son: condroitín sulfato, sulfato de glucosamina y diacereína que se administran por vía oral y el ácido hialurónico que se administra mediante una infiltración dentro de la articulación afectada (sobre todo cadera o rodilla).
c. Medicina Regenerativa: derivados de la sangre del propio paciente, con tratamientos como el plasma rico en plaquetas o el suero autólogo rico en citoquinas, son tratamientos que han demostrado resultados favorables en la artrosis de rodilla en comparación con el ácido hialurónico y que están en constante evaluación y mejora.
4. Cuando todo fracasa y existe una gran limitación funcional se opta por la cirugía (artroplastia): que consiste en sustituir total o parcialmente las zonas enfermas de la articulación. Las más frecuentes son las de cadera y rodilla.
Como siempre, en Clínica Mujímsar optamos por tratamientos individualizados, según el grado de artrosis, el dolor y la limitación funcional que presente nuestro paciente.
En otro post os explicaré qué es la osteoporosis. Pero ya os adelanto que es una enfermedad silenciosa, que no duele y no desgasta, pero que es muy importante tratar de forma preventiva (primaria) para evitar que aparezcan fracturas (que sí que son dolorosas y limitantes).
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Silva Díaz, M et al. Prevalence of symptomatic axial osteoarthritis phenotypes in Spain and associated socio‑demographic, anthropometric, and lifestyle variables. Rheumatology International (2022) 42:1085–1096.
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